Si el sol se pone... ¿es porque la luna se desnuda?
Hoy la casualidad me ha vuelto ha sorprender. Ha sido muy estraño, la verdad. Volvía de las clases, ya a una calle de mi casa, y en mi Ipod en modo aleatorio sonaba la canción de Ghostbusters (Cazafantasmas). Nada, hasta aquí todo tan normal y intrascendente como cada día. Levanto la vista y veo un chico que lleva una camiseta naranja y está sacando algo de su mochila. Sigue siendo una cosa normal, pero me fijo en la mochila y... ¡veo que lleva un parche de Ghostbusters! He sonreído básicamente porque me he acordado de la entrada de ayer. Me ha hecho ilusión y todo.
Pero bueno, después de esta anecdotilla...
Esta mañana me levanté con ganas de ver algunas de las primeras fotografías que hice con mi reflex y me topé con unas que tomé en el Mercat de la Boqueria, ahora hará un año más o menos, en las que se veían los estantes de golosinas tan característicos del lugar. Y me he preguntado: ¿Porqué me gustan unas cosas y otras no?
He empezado a pensar en lo que me gusta y en lo que no. En mi cabeza ha surgido una clasificación de alimentos que más o menos quedaría así:
- Me gustan
- No me gustan (pero me he acostumbrado al sabor y en un caso extremo podría pasar)
- Me gustaría que me gustaran
- No me gustan (y no me van a gustar)
El primer grupo es bastante obvio, pero los demás son más complejos.
El segundo grupo incluye esos alimentos que no me gustan y que rechazo de entrada si los veo en una carta de un restaurante, ¿para qué voy a malgastar el dinero en una ensalada?
En el tercer grupo estan esos alimentos que aceptas con alguno de los sentidos pero el gusto se reserva el derecho de admisión y no deja pasar ni a tiros. Por ejemplo, a mí me gustaría poder comer una ensalada con su lechuga verde, su tomate rojo y jugoso, las olivitas y el queso... pero algo en mí impide que la textura del tomate me guste y que identifique la lechuga como hierba para conejos.
El último contiene esos platos que por cultura o por alguna otra razón no me podrán gustar jamás. Cuando he pensado justo en este grupo ha venido a mi memoria la primera noche que pasé en New York con mi familia adoptiva haitiana. Para cenar nos habían preparado gran cantidad de platos diferentes: que si lentejas, que si pollo, que si arroz... Aunque mi compañera y yo cenamos solas y sin nadie que controlara lo que comíamos no quise hacer un feo y decidí probarlo todo. Ya habíamos abierto todos los tuppers menos uno, el que tenia peor pinta. Lo abrí y el olor ya no invitaba a comerlo. Era plátano crudo (fruta que me suele gustar) acompañada con cebolla también cruda (la cebolla va incluida en el segundo grupo de mi clasificación). Aun así quise comer un trozo. Fue horrible. Nunca más, de verdad.
De esta experiencia deriba mi conclusión: el paladar se acostumbra a un determinado tipo de gustos, condimentos, etc. dados según la cultura de una región o los alimentos que predominan en ella y cuando nos movemos un poco de la nuestra el resultado no suele ser agradable. Aunque hay veces el efecto puede ser el contrario.
Por eso:
moraleja (seria)
Pa' gustos, los colores.
moraleja (no tan seria)
Si ves que alguien nuevo te sigue y no reconoces su nombre/seudónimo, no te hagas ilusiones porque es más probable que sea un amigo iluminado que haya decido por un mote completamente ajeno a él para que no lo identifiques (a posta o no) que no que sea alguien a quien le ha gustado tu blog. (es que me pasó ayer...)
CHARLISMILES
pd. Recomiendo escuchar a The Killers; una canción que se llama Romeo and Juliet y que no es suya, es de Dire Straits. La versión de Brandon Flowers es mucho mejor con diferencia (lo dice alguien de manera completamente subjetiva ya quien le apasionan The Killers)

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